lunes, 13 de octubre de 2008

Prólogo

Claes Olrog escribió: "Vivimos en una era de destrucción. No solo de ideales y conceptos éticos sino aún de nuestro propio medio ambiente: la Naturaleza.

La situación es mundialmente tan grave, que en junio de 1972 se reunió en Europa un Congreso compuesto por 120 países para llamar la atención, tanto a los altamente industrializados como a los que están en vía de desarrollo como el nuestro.

Muchos son los temas que tocan a este problema, y uno de los más importantes está relacionado con la flora y la fauna que junto con el hombre, forman la vida.

Años tras año y cada vez en forma más extensiva, enormes áreas son modificadas para el interés económico del hombre, sin que el mismo se sienta más feliz por eso. Son derribados bosques, contaminados ríos, destruyendo así la vida ictiológica, campos y cultivos son envenenados muriendo no solamente los insectos dañinos, sino cualquier mamífero o ave que se alimente de ellos. Además tanto deportistas como cazadores y pescadores, sin entender la situación precaria de la vida silvestre, persiguen infatigablemetne a la última corzuela, la última charata o el último dorado.

Sin embargo hay personas, que entienden que esta destrucción casi sin límites traerá dentro de poco tiempo penurias y desgracias para el propio hombre y sus hijos.
El grupo de aves más perseguido y proscripto es el de las Rapaces, que por ignorancia, se matan como perjudiciales y dañinas, siendo la mayoría de ellas, sin embargo, útiles para el agricultor y el ganadero, manteniendo el equilibrio biológico necesario en la naturaleza.

Reducido el número de águilas, gavilanes, halcones y lechuzas, aumenta el de catas, palomas, ratas y ratones, para no mencionar a los insectos que para combatirlos se aplican distintos venenos, extinguiendo no sólo a los perjudiciales sino también a los útiles.

Parece que en cierto sentido, el hombre es intelectualmente incapáz de entender ese mecanismo biológico y sigue destruyendo su propio ambiente y el de los demás."

Parte del prefacio escrito por Claes Olrog en el libro "Elementos sobre algunas rapaces del Noroeste argentino", de Francisco Cotino, Salta, 1972.

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